Claudio Camacho Rodríguez.
Creo firmemente que el propósito del filósofo o aquel que aspira a la verdad es, mas bien, la libertad o al menos esa sensación de espontaneidad y soltura que alguna vez experimentó mientras se deleitaba en un paseo bajo el contraste de las nubes sobre el azul en el ocaso y respondía con frescura y elocuencia al comentario de una señora mayor desconocida, quien, con una leve sonrisa en el rostro, le decía: "Parece que se está levantando un poco de aire fresco", de tal manera que podía devolver la sonrisa sin esfuerzo y darse el lujo de percatarse de la autenticidad de aquellas palabras y de cómo el viento jugaba libremente entre sus cabellos y los hilados y tejidos que conformaban su camiseta de rayas.
Creo firmemente que el propósito del filósofo o aquel que aspira a la verdad es, mas bien, la libertad o al menos esa sensación de espontaneidad y soltura que alguna vez experimentó mientras se deleitaba en un paseo bajo el contraste de las nubes sobre el azul en el ocaso y respondía con frescura y elocuencia al comentario de una señora mayor desconocida, quien, con una leve sonrisa en el rostro, le decía: "Parece que se está levantando un poco de aire fresco", de tal manera que podía devolver la sonrisa sin esfuerzo y darse el lujo de percatarse de la autenticidad de aquellas palabras y de cómo el viento jugaba libremente entre sus cabellos y los hilados y tejidos que conformaban su camiseta de rayas.
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