José Antonio Borrego Suárez.
Después de leer el poema
que habla de los revolcones
en la era,
se me mete paja
en las orejas,
y el olor seco de la sementera
en la nariz,
también el tierno recuerdo
de los higos que comí,
y el sabor dulce a tierra
de tu pelo.
Que tonto que fui
cuando te dejé ir,
¡Ay! Dónde quedan
las eras.
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