Relato: Claridad.
Marta Escañuela Nieves
Te despiertas por la mañana, el verano se acerca. Una claridad refrescante se filtra por la ventana tras meses de niebla ininterrumpida. Los pájaros cantan, puedo sentir como disfrutan de la paz nuevamente. Melodías de felicidad vuelan de aquí para allá, a donde el viento las lleve. Llegó el olor veraniego, la hierba recién cortada, las manchas de helado en las camisetas. Mi piel sonrojada, sometida ante los piropos del sol. Vuelvo a mi hogar. Espero mi siguiente vuelo con sabor agridulce. Por fin podré disfrutar del verdadero significado de la palabra verano. Me ha cambiado, no se si estoy preparada para hacer frente de nuevo a los fantasmas, aquellos que aparecen conforme camino por las cálidas calles de mi localidad sevillana. Demasiada ceguera condensada en un mismo lugar. Allá donde las palabras insignificantes cobran sentido. Donde el calor puede ser tu mejor amigo, la tensión puede abrasarte en cambio. Deseo volver, no por mucho tiempo. Querría poder pasar, como si de un fantasma me tratase. Caminar por sus calles, aunque nunca del todo. Sin embargo, me debo a mi misma el canto de los pájaros, las cervezas frías, las orillas del mar. Sentirme mediterránea una vez más
Marta Escañuela Nieves
Te despiertas por la mañana, el verano se acerca. Una claridad refrescante se filtra por la ventana tras meses de niebla ininterrumpida. Los pájaros cantan, puedo sentir como disfrutan de la paz nuevamente. Melodías de felicidad vuelan de aquí para allá, a donde el viento las lleve. Llegó el olor veraniego, la hierba recién cortada, las manchas de helado en las camisetas. Mi piel sonrojada, sometida ante los piropos del sol. Vuelvo a mi hogar. Espero mi siguiente vuelo con sabor agridulce. Por fin podré disfrutar del verdadero significado de la palabra verano. Me ha cambiado, no se si estoy preparada para hacer frente de nuevo a los fantasmas, aquellos que aparecen conforme camino por las cálidas calles de mi localidad sevillana. Demasiada ceguera condensada en un mismo lugar. Allá donde las palabras insignificantes cobran sentido. Donde el calor puede ser tu mejor amigo, la tensión puede abrasarte en cambio. Deseo volver, no por mucho tiempo. Querría poder pasar, como si de un fantasma me tratase. Caminar por sus calles, aunque nunca del todo. Sin embargo, me debo a mi misma el canto de los pájaros, las cervezas frías, las orillas del mar. Sentirme mediterránea una vez más
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