Ignacio Escañuela Romana 23 de junio de 2025 Por la mañana, los gestos habituales forzados, como en una especie de competición, lavarse, vestirse, café, recoger la ropa, regar las macetas, buscar las llaves, repasar lo por hacer,… como protocolos hueros y repetidos, bajo una inmensa desgana. Entonces, desde el principio, el muro invisible que se presentaba algunas mañanas, a veces por la tarde tras el trabajo, en fin, alguna vez con la amargacea. Sólido pero intangible, utópico pero omnipresente, quitador de resuellos. Ya pronto, el forzamiento de los gestos obligados de la educación, para asegurar de nuevo la incardinación social y el trabajo, como señales absurdas de mentiras repetidas. Cabizbajo, se dirigió hacia todo ello. Hasta bien entrada la mañana, el choque reverberaría, sumiéndole en la insensatez de una cierta desesperación inevitable, en el tiempo revelado del desgarro.
Ignacio Escañuela Romana 21 de agosto de 2025 Fue la época de la traición, cuando mil rebeldes se ausentaron y mil sueños se secaron bajo el sol y los vientos de solano. Fue el período de la traición, sobre todo, porque mil ideales fueron anulados y la tendencia a desaparecer en palabras se consolidó. Cuando mil fábulas fueron contadas y descartadas, y quedó el llanto bajo estrellas eternas que, por fin y muy al final, aliviaron la mentira y, de repente, añorando la vida y la muerte, los fríos cortantes y el largo océano fluido, los olivos mecidos en un verano perpetuo de mares tempestuosos, al fin, atreviéndose a mirar desapasionadamente y por obligación hacia sí mismo; despertó brevemente en la agonía de la repetición de las vidas humanas.